¿Qué ha sido de la Generación X?

Soy un producto residual de la Generación X: ex-fan de la eterna juventud, aspiraba a comerme el mundo a golpes bajos de rock’n’roll, literatura underground y moda contestataria. Pero cuando el rock se convirtió al techno, la literatura alternartiva en best-sellers y la moda en dictadura de marcas, caí al vacío. Descreída de todo y sobradamente preparada para nada, vivo al margen de los tiempos rezando a Santa Perestroika por la resurrección de Michael Jackson…¡Amén!

Los de mi generación somos recién cuarentones y treitalargueros, nacidos entre finales de los 60 y de los 70, en un sándwich de carne aprisionados por los baby boomers por arriba y los jovenzuelos hipercalificados de la Generación Y, llamados los Millennials por debajo.

Según la Wikipedia soy hija de la «Generación de la Apatía» y les doy la razón y el abc. Siento apatía de vivir en un país que me ha dejado en el paro forzoso, truncando mi trayectoria profesional de periodista, pues los medios en papel se están yendo higiénicamente por el váter y los medios digitales no saben aún como rentavilizar sus contenidos y convertir las visitas en euros. Con unos diez años cotizados como autónoma, seré una jubilada sin pensión obligada a subsistir con «minijobs» patéticos y robando mediaslunas en los cumpleaños de niños ricos para no morirme literalmente de hambre.

¿El ladrillo  de Gurtel se puede comer o sólo la casa de Hansel y Gretel?

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Pero no es el futuro sino el pasado lo que me ha llevado a estar como estoy: perdida como mi generación. Intentando ser consecuente conmigo misma, huí de convencionalismos sociales y psíquicos, maté la religión, me cagué en el patriotismo, convertí a mis amigos en mi familia y me autoproclamé en rebeldía acomodada que, al perder el acomodo, se volvió rencor social. Yo que he sido -y soy- rockera por naturaleza, neohippie gracias al Grunge, ecologista convencida, seudovegetariana por amor a los animales vivos, refollada antes del matrimonio, pagana bautizada, culturetas de izquierda, militante social desde casa, flamenca hasta la muerte y meiga sin fronteras, no sé de dónde vengo ni adónde voy.

¿Acabaré como Winona robando en los grandes almacenes? Si lo sé, no mango

¿Acabaré como Winona robando en los grandes almacenes? Si lo sé, no mango

En estos más de 40 años de intrascendente historia personal, he pasado de ver la tele en blanco y negro a ver telebasura en alta definición; de haber jugado a la cuerda, a la goma y al escondite a ser adicta a la Wii, la Play y los juegos gratis de Android; haber devorado páginas de novelas a no poder leer nada que no pueda cargar en mi Kindle, y de escribir a mano en cuadernos de espiral a teclear encantada en una tableta táctil.
Con conocimientos, experiencia y edad suficiente como para ser jefe, no lo soy pero tampoco lo quiero ser. No tengo hijos pero tampoco los quiero tener. Tengo una relación estable pero no la busqué. Comparto piso de alquiler con mi hombre y dos gatos, todo el día sobados. Mis conocimientos de idiomas son inglés a nivel turista, catalán como oyente, portugués como lengua madrastra y entiendo italiano cuando lo hablan piano. Las nuevas tecnologías son mi refugio y pasión y no sé qué habría sido de mí sin las redes sociales y los blogs.

Si no fuera por Internet me habría tirado al chocolate, el de comer y el de fumar...

Si no fuera por Internet me habría tirado al chocolate, el de comer y el de fumar…

Creo que la única generación perdida es la que no tiene cintura para doblarse cuando el viento se vuelve huracán, la que sólo aspira tubos de escape y culpa de su mala fortuna a una situación ajena, incapaces de ver el lado bueno de un revés. Yo me niego y aunque mis oportunidades para encontrar mi hueco se van reduciendo como cabeza de jíbaro, intento reinventarme un poco cada día siguiendo el ejemplo de otras más lanzadas que yo, como Leticia Ortiz que ascendió a princesa o Leticia Sabater que está triunfando como, como… ¿pirata?

Leticia Sabater

8 comentarios en “¿Qué ha sido de la Generación X?

  1. El problema es que nos obligan a posicionarnos constantemente, nos tratan como aristas del sistema, ni nos dejan estar dentro del mismo, y eso acaba generando frustración:

    Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas.La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados…

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  2. huele un poco mal eso repartir culpas porque nos pensamos que nos íbamos a comer el mundo y no nos comemos nada, da la crisis está en que no podemos ser todos ser guapos y millonarios. no podemos aspirar a absolutamente nada y el que aspiraba a tener un trabajo humilde y una vivienda en alquiler está condenado a morir de hambre con suerte en su casa de sus padres. no obstante, tambien es cierto que nos han empujado a pensar que a éste ritmo podíamos vivir todos, eso es y será siempre insostenible. para que haya ricos tendrá que haber pobres y para que haya pobres hay que contar mentiras. creerse la mentira es otra historia y no podemos todos culpar al sistema ni a la publicidad, si no, que nos digan a los que no tenemos cochazos, ni casas en alicante, ni televisores de plasma, que no nos dejamos convencer en su momento y pagamos el pato igual.

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  3. Fantastico y ademas escribes genial. Me encanta. Me he sentido nuy reconfortada e identificada leyendo tu articulo. Porque hay veces que un@ se siente triste por la escabechina que han hecho con su generacion y encontrar articulos en internet que hablan sobre nosotros es un consuelo grande. No debemos resignarnos a ser aplastados como un sandwich entre dos generaciones, algun dia no muy lejano nos impondremos y encontraremos nuestro sitio.

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