Hachazos a los presupuestos de Educación, menos becas de investigación, el I+D al borde de la extinción, media España en paro, pero la ruleta que no pare. Ganing, Pokerstars, William Hill,Tombola.es, Yobingo…¿»Tonto el que no juegue» o más tonto el que se la juega?
Horrorizada me hallo y no me encuentro. Un millón de familias viven de las ayudas familiares y sociales pero en la tele las apuestas online proliferan como setas en otoño. Con la falsa promesa de ganar dinero alegremente, algunos de estos sitios web son presentados por personajes públicos de muy diversa catadura física y moral. Que Belén Esteban ponga su cubista cara dura para un anuncio de bingo online rodado en una peluquería como si estuviera destinado a marujas adictas a las tragaperras, me riza y eriza los pelos de las raíces y las puntas.
Pero mucho peor me parece que Rafa Nadal, deportista laureado por méritos propios de fuerza, dedicación y poderío, preste su buena imagen para fomentar la participación de los españolitos de a pie en una timba virtual donde 50 millones de usuarios se dejan los cuartos delanteros y traseros. Jugar al tenis y jugar al póker NO ES LO MISMO. Quizá alguien quiera ver en el juego de apuestas algunos valores del deporte, pero no es lo mismo compañerismo que apostar con un colega, perseverancia que engancharse hasta la ruina y recompensa que ganar 10 euros tras haber perdido 100. Jugar a muerte que jugar hasta la muerte, NO ES LO MISMO.
Nadal tiene pelotas de sobra para quedarse en pelotas, pero el resto NO.
Y para colmo de males, EUROVEGAS. ¿Por qué se subvenciona esa monstruosidad «come-euros» en los campos de la meseta mientras se recorta en los campus universitarios? Hay más interés en fomentar el crecimiento de alcornoques en Alcorcón que de ilustrados en Alcalá de Henares. Al gobierno de España se le hace la boca agua y todos son elogios para importar ese circo denigrante del dinero corrompido y corruptor de garitos de juego como si fuera la panacea que nos va a sacar de la crisis.
Realmente, ¿se creen que somos TAN idiotas? Pues SÍ. Lo creen y lo quieren. Recortando en educación pretenden crear una masa de ciudadanos más cortos que los celtas (de fumar), memos, simples, cretinos, zopencos, tarugos, catetos, majaderos, mentecatos, zotes, lerdos, imbéciles, pazguatos, palurdos, ceporros, gaznápiros… En definitiva, unos capullos.
El capullo, santo y seña nacional
Lo más preocupante de esta escasa formación académica nacional y por ende de la mala educación, es que en los últimos 10 años el nivel cultural de los jóvenes españoles ha caído tan en picado que los chavales son unos auténticos ignorantes. Ver para creer…
CHAVALES DE 4º DE LA ESO
Viendo lo visto se me cae la cara de vergüenza ajena de la «güena». Iletrados de semejante calibre (del calibre 183 como Margarita Rodríguez Garcés) son el hazmerreír de Europa por su nivel patético de inglés, conocimientos escasos y superficiales y un discurso parco y mal articulado. Y lo peor, ¡oh, sí hay algo peor! es que no se sonrojan por su incultura sino que airean su analfabetismo como si fuera causa de orgullo o un argumento solvente e inapelable. ¡Madre mía! Ni humildad, ni prudencia, ni curiosidad.
Pero, ¿qué les vamos a pedir a estos hijos de la tele plana? Son sino reflejo de lo que ven, oyen y asimilan. Si antes el ignorante, consciente de sus limitaciones, se mantenía silencioso en las conversaciones de los «mayores» pues sabía que le venían grandes, hoy por el contrario abundan los cretinos televisivos -mal llamados tertulianos, periodistas, comunicadores, intelectuales- que sueltan exabruptos del tamaño de Gibraltar y se quedan más chulos que un ocho.
¿Si te meto el dedito en el ojito, te dolerá?
Pero la ruleta que no pare de girar y el pueblo llano ¡a jugaaar! Porque el gobierno de España así lo quiere. La última que ha lanzado el ejecutivo es de traca: las pérdidas en apuestas y juego desgravarán en la declaración de la renta de este año, pero no las pérdidas en inversiones bursátiles.
Moraleja: LA BANCA SIEMPRE GANA. Mientras juegues al rojo y al negro, no les importan tus números rojos ni tu pan negro.
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