De primera división, obviamente. Para jugar en regional preferente, me quedo como estoy: con melena escalonada y ovarios. Sudar la camiseta me viene de serie por mi hiperhidrosis, así que ya tengo medio camino hecho.
Futbolista, qué bonita profesión como diría Carmen Sevilla con su alegría habitual. Sí, yo quisiera ser futbolista, pero de primera, de los que juegan la Champions y llegan a la Selección Nacional, rebautizada por Luis Aragonés, entrenador cachondo y monocromático de cintura para arriba, como la Roja para disgusto de Intereconomía. Porque roja es la sangre que lleva el ADN de unos genios que siguen su vocación, la llamada a la heroicidad, tocados por un don que les distinguen de la masa, era marea roja que quisiera ser jugador pero se conforma con ser afición.
Necesitamos a los futbolistas más que comer. Nos dan diversión a patadas y nos ayudan a evadirnos de nuestras miserias mientras ellos evaden sus impuestos. Qué felicidad compartir su gloria que siempre será suya, igual que sus primas millonarias que cobran hasta los más primos. ¿Qué importa no tener pan si tenemos circo? Sí, Juvenal, te lo digo a ti que criticabas en el s.I a.C. la paternalista política romana porque anestesiaba a las masas con edificantes matanzas en hermosos anfiteatros al aire libre. ¡Ja! 22 siglos después nuestros espectáculos son muy, muy diferentes. Tenemos nuevos gladiadores mucho más pacíficos que han cambiado el escudo por las botas de clavos y la espada por un balón de cuero, luchando cuerpo a cuerpo con deportividad.
Sí, sí, el circo ya no es lo que era y aunque quieran compararlo con el fútbol no tiene nada que ver. Ya lo decía no sé quién: «El fútbol se parece al circo romano, sólo que ahora las fieras están en las gradas». No despertemos a la fiera y tengamos a la afición en paz soñando con la gloria de sus futbolistas. Porque la afición es soñadora por definición de la RAE y de la FIFA. Y soñar por ahora es gratis, aunque nos suban el IVA y nos recorten el agua, el aire y la luz. Mientras podamos disfrutar del deporte rey, no nos importa que Rajoy saque la tijera de podar. Porque todos queremos ser futbolistas, en esta vida o en cualquier otra.
Confieso que yo también he deseado ser futbolista cuando fantaseo con qué sería de ser un hombre, pero preferiría ser un dictador militar o Ron Jeremy.
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A mí no me va ni lo militar ni el ron, así que me quedo con el balón.
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y no te olvides de sus novias, aunque, claro, no sé si en este caso se consideraría lesbianismo..
para completar las citas yo pondría aquella de def con dos «poco pan y pésimo circo»
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Sí, pésimo circo y con unas novias que no me incitan al «toma pan y moja» 😉
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El futbol es el circo romano de nuestra era totalmente deacuerdo
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:))) Gooool del león del Serengeti…
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